Un nuevo lugar donde encontrarse y pasar el rato: el río Spree.
Imagina que estás de visita por Berlín. Hace calor y estás cansado de caminar todo el día visitando museos y monumentos de interés. Te apetece desconectar pero no sabes cómo. Fácil: el río Spree tiene una de las atracciones más interesantes tanto para turistas como para locales, una piscina flotante, pero ¿Por qué atrae tanto a los berlineses?
Antiguamente, a finales del siglo XIX, existía una importante tradición de bañarse en el río Spree. Llegó a haber quince piscinas privadas a lo largo de este, donde la gente se congregaba y disfrutaba de una tarde en familia, bañándose y tomando el sol, o de un aperitivo con los amigos para desconectar del trabajo. Desgraciadamente, con la incipiente contaminación que trajo el desarrollo industrial de la ciudad, esta tradición se perdió al cerrarse todas las piscinas antes de la primera guerra mundial.
El proyecto nace de la idea de reciclaje y sostenibilidad así como la necesidad de volver a crear un lugar donde reunirse con amigos o familia y pasar un día agradable.
La piscina no está construida desde cero, sino que se asienta sobre una antigua embarcación de fondo plano que se usaba para el transporte de mercancías a lo largo del río, también conocida en alemán como Schubleichter . Aunque forma parte de todo un complejo con restaurante, terraza y playa, uno de sus puntos fuertes es que no se encuentra anclado definitivamente a un punto, sino que puede colocarse en cualquier parte del río.
La piscina se llena de agua limpia proveniente del río Spree gracias a una tubería al fondo de la estructura. Actualmente la piscina está climatizada (24ºC) y cuenta con una cubierta móvil, para poder disfrutar del baño también en invierno.