Viaja con nosotros en el tiempo para descubrir el origen de las termas romanas.
 

Como fanáticos del mundo de las piscinas, no podemos dejar de lado la historia y lo que nos ha aportado con el paso de los siglos.
Hemos querido hacer un pequeño viaje en el tiempo para descubrir cómo y por qué nacieron las termas romanas, esas que poco a poco se fueron introduciendo en nuestra cultura hasta convertirse en lo que hoy conocemos como balnearios.
Para los romanos el agua era igual o más importante que para nosotros, y creían que aportaba algo fundamental para la existencia: la salud. De esta creencia nos llega, de hecho, el término SPA, un acrónimo de Salutem Per Aquam, o lo que es lo mismo: Salud por agua.
Termas romanas
 
En el año 25 a.C, el emperador Agripa fue quien creó las primeras termas en Roma. Estas termas eran baños públicos para gente a la que no se le permitía tener baño privado en casa, como era el caso de los esclavos o de las clases sociales marginadas. A estos baños se los conocía como Thermae o Therma, mientras que los baños privados recibieron el nombre de Balneum o Balmes (términos que han llegado hasta nuestros días).
Desde la creación de estos baños, su finalidad fue sobre todo social y política, eran lugares de recreo perfectos para mantener conversaciones tranquilas y relajadas.
Igual que en un balneario, las termas romanas tenían diferentes estancias. Una terma romana se estructuraba de la siguiente manera:
 
En primer lugar, tenían una Palestra, que no era más que un patio central que daba acceso al resto de estancias y donde la gente podía hacer ejercicio. Dentro de las termas también había pequeñas tiendas donde se vendían bebidas y comida llamado Tabernae; y también un vestuario donde dejar las pertenencias sin peligro, el Apodyterium. Cabe destacar que las termas se dividían por género, es decir, los hombres y las mujeres disfrutaban de los baños por separado, ya fuera en distintas salas o en distintos horarios. Rara vez hombres y mujeres convivían dentro de las termas, aunque no era impensable.
terma dibujoEn segundo lugar accederíamos a las partes propias del baño: el Calidarium: estos baños poseían el agua más caliente de todos y eran las salas mejor iluminadas y decoradas. Algunas de gran tamaño tenían incluso una piscina donde nadar. Para mantener la sala y el agua caliente, los romanos utilizaban un sistema llamado hypocaustum, que distribuía a través de tubos bajo tierra el agua y vapor calientes que provenían del sótano, donde una serie de hornos lo calentaban. El Frigidarium: baños que se tomaban al aire libre, por lo que su agua era fría, y poseían una gran piscina donde practicar natación. Algunas termas pequeñas que no podían ofrecer baños al aire libre, ofrecían simplemente baños de agua muy fría. Por último encontramos el Tepidarium, el baño de agua templada. Éste normalmente era el baño que daba acceso y preparaba al bañista para la piscina de agua caliente.
Además de las diferentes estancias de aguas a diferentes temperaturas, algunas termas disponían también de un Laconicum, es decir, un baño de vapor. El conjunto de todas estas estancias conforman hoy en día un Spa o balneario, un lugar al que ir para relajarse y olvidar los problemas del día a día, solo o en compañía.