Si eres un amante de la cultura oriental y estás pensando en renovar tu jardín, no te pierdas este artículo.
Necesitas huir del caos de la ciudad, de los coches, las prisas, los ruidos incesantes… Necesitas un rincón donde relajarte y conectar con la naturaleza… Entonces necesitas un jardín japonés.
Los jardines japoneses forman parte de la tradición japonesa desde hace muchísimos años, ya sea en una casa privada o en un parque público, y consta de unos elementos característicos propios del archipiélago. A continuación te contamos algunas de las características más importantes que te pueden servir de inspiración para darle un cambio radical a tu patio o jardín. No olvidemos que detrás de cada tradición hay un simbolismo propio de una cultura concreta, por lo que el uso de los elementos debe ser siempre tratado con respeto y acorde a dicha tradición.
En primer lugar, en los jardines japoneses es muy importante la presencia de rocas. Las rocas son el símbolo del archipiélago (no olvides que Japón está formada por un conjunto de islas). Las piedras representan las islas y, a diferencia de china, en la tradición japonesa estas piedras han de ser escarpadas, como las de origen volcánico.
En contraposición a las rocas tenemos otro elemento fundamental, el agua. Ambos elementos juntos son la representación perfecta del Yin y el Yang, dos fuerzas opuestas que se complementan. El agua en la cultura japonesa representa la energía. Si ya leíste nuestro artículo sobre el Feng Shui, sabrás la importancia de este elemento natural en tu jardín, (si aún no lo has leído, corre a hacerlo). La energía fluye, como lo hace el agua, así como fluyen la vitalidad y la propia naturaleza. El agua es un elemento que no puede faltar en un jardín japonés, ya sea en pequeños estanques, riachuelos o fuentes.
En segundo lugar, la tierra también juega un factor importante. Tenemos que tener en cuenta que la idea de un jardín japonés es la representación de una pequeña isla, por lo tanto, no puede faltar otro de sus elementos naturales. La tierra se puede ver representada de diferentes maneras. Por un lado, con la vegetación, preferiblemente autóctona de Japón, como por ejemplo el bambú, el helecho o el musgo (estos dos últimos también proliferan en España), y si queremos darle un aire más elegante y cuidado, el bonsái no puede faltar. Por otro lado, podemos representar la tierra con la arena. Es un elemento clásico en la cultura oriental ya que alberga diferentes significados dependiendo de cómo se utilice. Por ejemplo, rastrillar la arena tiene un poder relajante y simboliza el mar.
En tercer lugar, podemos incorporar estructuras arquitectónicas que simulan edificios tradicionales de Japón. El elemento decorativo más común es el puente, ya que además de ser representativo del archipiélago, también evoca la idea de isla. También son típicos los arcos o las fuentes.
Por último y más importante, ya que nuestra intención es la de acercar la naturaleza a nuestro jardín, un factor que no podemos pasar por alto es el de la asimetría. En la naturaleza nada es simétrico, lo cual no quiere decir que no sea armónico.