Os enseñamos las diferencias principales para que elijáis el que más os guste.

20 experiencia wellnessLa cultura del agua está cada vez más de moda: hammam, spa, termas… Son muchos los distintos rituales que aportan beneficios a nuestro cuerpo y nuestra mente, y todos nos encantan, pero hoy queremos enseñaros las principales diferencias entre dos salas que podemos encontrar en los mencionados rituales del agua: el baño turco y la sauna finlandesa. Es importante no confundir ambas salas, ya que las sensaciones son prácticamente contrarias.

La diferencia más importante entre ambas es el tipo de calor. Dentro del baño turco encontramos un calor húmedo, que se genera a través del vapor de agua. Se utilizan calentadores de agua, la cual se evapora y crea el calor húmedo de la sala. 

Por otro lado, la sauna finlandesa se caracteriza por su calor seco. Este calor se desprende a través de una estufa que calienta las piedras de la sauna. Sobre estas se vierte agua, que se evapora y se distribuye por la habitación, esta vez, vapor seco.

climatizacion industrial spa euroair madridEn segundo lugar, la temperatura no es la misma. A pesar de lo que pueda parecer una vez dentro, la temperatura del baño turco es más baja que la de la sauna. En esta última, la temperatura oscila entre los 80º y 100º C. Hablamos de una sala seca y sin aparente humedad. Mientras que en el baño turco, donde la humedad es fundamental, la temperatura está entre los 50º y 70º C. 

El espacio de estas salas también varía. Para la sauna finlandesa se utilizan salas construidas en madera, desde las paredes hasta los asientos, ya que el ambiente es seco, en los baños turcos sería impensable el uso de madera. El nivel de humedad ronda casi el 100%, por lo que una sala de madera no resistiría, se acabaría pudriendo. Es por eso que la sala de los baños turcos está recubierta de azulejos. Así el vapor que desprende el agua no lo absorbe la sala, lo cual mantiene la humedad. Además los azulejos alcanzan una alta temperatura, pero permiten que puedas sentarte sin sentir quemazón.

En cuanto a los beneficios se refiere, si bien ambos ayudan con los dolores físicos y el tratamiento de algunas enfermedades. El baño turco está enfocado a problemas respiratorios como pueden ser las alergias, sinusitis o simples catarros. Si, por otro lado, padeces enfermedades relacionadas con los huesos, como artritis, el baño turco queda descartado, ya que el nivel de humedad es demasiado alto.

La sauna, sin embargo, es perfecta para problemas cardiovasculares o circulatorios, aunque no todo el mundo es capaz de soportar las altas temperaturas. 

En ambas salas se recomienda beber agua en abundancia, ya que no siempre somos conscientes de la deshidratación que estos rituales conllevan. 

Por último, tenemos que hablar de la procedencia de cada sala. Ahora ambas forman parte de distintos rituales, que respetan en mayor o menor medida la tradición original. Muchas veces podemos ver ambas salas en un mismo sitio, como un balneario, pero su procedencia es muy distinta, y ambos lo llevan en su nombre. El baño turco es originario de Turquía, aunque ellos lo habían heredado de las antiguas termas romanas.  Por su parte, la sauna finlandesa proviene de los países escandinavos, donde se usaban como lugar de reunión para refugiarse del frío del norte.